EL ARCHIVO
Herramienta artística en el arte contemporáneo

Entre los sesenta y lo setenta del siglo XX aparecieron una sucesión de artistas que compartieron una atracción común por el arte de la memoria, lo autobiográfico como recurso y contenido de su trabajo. Muchos de estos artistas comenzaron desde las situaciones conceptuales o minimalistas, utilizaban medios como la fotografía, el índice, la acumulación, la repetición o la serie, haciendo una transformación de sus elementos biográficos, en sus propios procesos creativos, en algo material y espacial. La idea de archivo se convirtió en un concepto fundamental en su trabajo, en una herramienta a la que acuden para rescatar y analizar su pasado, a la manera de un disco duro externo.
La obra autobiográfica de los artistas surge como solución inconsciente a la necesidad de archivar y clasificar, no solo su vida propia, su historia, sino también la de su tiempo con sus pensamientos, sus valores y su comportamiento. Son muchos los artistas que trabajan con estos elementos aunque no los manipulen como un archivo.
Es importante destacar que el artista que trabaja con elementos autobiográficos persiste en una constante búsqueda que limita entre lo privado y lo público, la intimidad del creador actúa como personaje principal que se expone a todo el público. La materialización de estas obras es muy variada, en muchas ocasiones utiliza objetos, imágenes, textos o una composición de todos ellos, formando una “autobiografía visual” o un mapa mental.
“En estas obras la narración ya no es lineal, comienza a ser secuencial, seriada o fragmentada, empleando recursos como el archivo, los registros, el recuerdo o los diálogos entre lugar y memoria.”[1]
El concepto de memoria lleva asociado el concepto de archivo, el que nos permite conservar y categorizar nuestros propios recuerdos. En el arte contemporáneo el archivo es una herramienta que nos posibilita una reflexión y un análisis de los hechos ya pasados que, gracias a este, podemos recuperar.
Actualmente podemos encontrarnos dos maneras en el tratamiento del archivo como herramienta creativa, cuando el archivo es la misma obra, y cuando el archivo es el registro del proceso creativo del artista, la información anterior a la construcción de la obra. Este archivo aunque solo sea el registro de la obra no finalizada, es considerado de la misma manera como obra artística.
Los objetos materiales del archivo poseen la posibilidad de una libre organización, la combinación de estos elementos permite la creación de infinidad de narraciones diferentes. Estas relaciones además permiten nuevas relaciones entre pasado, presente y futuro.
“Esta obsesión de los artistas por recordar, por recuperar su pasado, a través de su obra, o de documentar su trayectoria vital, como es el caso de Richter, se debe quizás al enorme proceso de individualización e impersonalización que se ha venido desarrollando en las últimas décadas. Se ha abusado tanto de la palabra que parece obsoleta; por ello la manera más directa para el artista de contar su historia, nuestra historia, es a través del objeto artístico, en este caso del mapa, del atlas: en definitiva, archivar los recuerdos para poder mostrarlos.”[2]
GERARD RITCHER
“Atlas” de Gerhard Richter es una colección que consta de 802 hojas de fotografías, recortes de periódicos y bocetos que fue reuniendo desde mediados de la década de 1960. Al principio comenzó trabajando en la organización de sus propias fotografías y de su familia. Unos años más tarde, Richter comenzó a organizar los materiales en hojas sueltas de papel en las que refleja diferentes fases de su vida y de su obra.
"Al principio traté de acomodar todo lo que hay que era en algún lugar entre el arte y la basura y que de alguna manera parecía importante para mí y una pena tirar."[3]
En Atlas se relacionan elementos muy variados de un modo diverso: temas como un rollo de papel higiénico se yuxtaponen con imágenes horribles del Holocausto.
SOL LEWITT
La obra de Sol Lewiit “Autobiography” establece una relación entre fotografía y archivo. Se compone de dieciocho libros de artista, cada uno recoge miles de fotografías colocadas según una plantilla cuadricular y organizadas en distintas categorías. En estos libros hace un minucioso catalogo de su casa de Nueva York, un registro de objetos cotidianos, crea un autorretrato en el que no importa la representación del individuo sino el ambiente en el que vive. Estas imágenes tienen una lectura abierta que introducen al espectador en su mundo y en su planteamiento.
CHRISTIAN BOLTANSKI
“No man´s land” (En tierra de nadie) es un proyecto que Christian Boltanski expuso en EEUU en 2010 en el que investiga la individualidad, el anonimato, la vida y la muerte. Crea un paisaje con 30 toneladas de ropa usada organizada en el espacio y el sonido de los latidos del corazón humano, como parte de la instalación se invitaba a los visitantes a grabar su propio latido del corazón y ofrecerlo al artista para continuar ampliando sus “archivos de corazones”, una colección de los latidos de corazones humanos de todo el mundo.
En “Dispersion” Boltanski usa ropa reciclada que el público puede llevarse en bolsas marcadas con “Boltanski dispersión”, cada bolsa configura un archivo diferente con la ropa que cada espectador introduce en ella.
“Para mí, lo importante era que yo creo en la resurrección. Es como si vas al mercado de pulgas, y si ve que hay una chaqueta en el suelo, y alguien había amado la chaqueta antes, alguien lo eligió, pero esta persona está muerta o que esta persona no le gusta esta chaqueta más -y me refiero a decir: "Te amo, te llevo." Y por esta razón, voy a dar una segunda vida a la chaqueta.”[4]
SOPHIE CALLE
Sophie Calle trabaja con la intimidad, la suya propia. En “Les dormeurs” realiza un archivo de una acción programa, pidiendo a personas que le ofrecieran ocho horas de sueño, construyó un espacio constantemente ocupado durante 8 días, realizando un registro fotográfico de 28 personas durmiendo.
“…no se trataba de saber, de encuestar, sino de establecer un contacto neutro y distante. Yo tomaba fotos todas las horas. Observaba a mis invitados durmiendo.” Sophie Calle.
En “Birthday Ceremony” utiliza quince vitrinas de hospital para realizar el archivo, conteniendo cada una los regalos de un año, sin envolver, y una lista de elementos.
"En mi cumpleaños siempre me preocupa que la gente me va a olvidar. En 1980, para hacer mis necesidades de esta ansiedad, decidí que todos los años, a ser posible el 9 de octubre, me gustaría invitar a cenar al número exacto de personas que corresponden a mi edad. No hice uso de los regalos recibidos en estas ocasiones. Yo los guardaba como muestras de cariño. En 1993, a la edad de cuarenta años, puse fin a este ritual.” Sophie Calle.
HANNE DARBOVEN
Todo el trabajo de Hanne Darboven está salpicado de subjetividad en el proceso de ejecución y materialización, referencias autobigráficas y al lugar de producción de la obra.
La exposición “El tiempo y las cosas. La casa-estudio de Hanne Darboven” en 2014 en el Museo Reina Sofía recoge una muestra a modo de archivo de una gran diversidad de objetos (juguetes, maniquíes, instrumentos musicales, artículos promocionales, souvenirs…) que la artista acumuló en la casa donde vivió y trabajó. La exposición muestra el escenario donde la artista trabajaba y aunque no se recrea en su totalidad, se quiere mostrar la lógica interna en la relación de cada uno de los elementos, frente a la aleatoriedad con la que se puede pensar que ha sido construido.
ON KAWARA
On Kawara es un artista anónimo del que no existe ninguna fotografía, entrevistas, no habla de su obra, nunca se ha visto al artista, solo su obra. Todo lo que sabemos de él es a través de su obra.
En 1966 comenzó la serie de pinturas llamadas “Today” que continúa actualmente posiblemente hasta su muerte, son muy simples, pinta a mano con gran precisión la fecha en blanco sobre fondo uniforme. Cada obra la realiza en un día y si no la termina la destruye, utiliza la lengua y la gramática del país en el que se encuentra. Cada año realiza entre 63 y 241 pinturas de esta serie.
“One Million Years (Past)” es un libro en el que ha escrito a máquina todos los años comprendidos entre 998.031 a.C. y 1969, escribe como dedicatoria: “Para todos aquellos que nacieron y murieron”. En “One Million Years (Future)” desde 1969 hasta 1.001.969 y dedicado en esta ocasión “Para el último”.
En otra serie de trabajos recoge varios archivos de todas las postales que envió durante años a sus amigos y familiares: En “I got up” escribía la hora a la que se levantaba cada día, en “I Went” apunta en mapas los recorridos por los que se ha movido, en “I Met” apunta todas las personas que el artista a conocido. “I Still Alive” eran una serie de telegramas que enviaba siempre a la misma hora con el mensaje: “Sigo Vivo”.
[1] [2] De lo vivido a lo creado: autobiografías de archivo en el arte contemporáneo / Beatriz Hernández Hernández. Nexo, nº 10, año 2013. Pag. 37 y 39.
[3] Entrevista con Dieter Schwarz, 1999 in: Gerhard Richter: Texto. Escritos, Entrevistas y Letras 1961-2007 , Thames & Hudson, London, 2009, p. 332
[4] CHRISTIAN BOLTANSKI
Interview by Sarah Rosenbaum-Kranson. 2010
- Anna María Guasch “Autobiografías visuales. Del archivo al índice”. Siruela, 2009.
















